«Al anarquismo artístico van derechamente los que se llaman impresionistas. El resultado de sus obras es el mismo resultado demoledor, caótico, que producen en la sociedad con sus actos destructores los partidarios de la anarquía, no teóricos, sino de acción».
(Del discurso ‘El anarquismo en el arte’ para su recepción en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid)
Mariano Benlliure
(Valencia [España], 8 de septiembre de 1862 – Madrid [España], 9 de noviembre de 1947)
Escultor.
Al anarquismo artístico | Mariano Benlliure
Considerado como el último gran maestro del realismo decimonónico, Mariano Benlliure Gil fue el escultor oficial de la Restauración alfonsina. Y por su casa-estudio de la calle de José Abascal de Madrid pasaron muchos de los personajes públicos de ese periodo histórico.
De carácter cosmopolita, abierto y participativo, tuvo una gran vida social, dejándose ver con frecuencia por tertulias, teatros y cosos. Además, entusiasta de la música lírica, conoció a la entonces primera tiple del Teatro de la Zarzuela, Lucrecia Arana, con la que emprendió una nueva y estable relación que perduró hasta la muerte de la cantante, fruto de la cual tuvieron un único hijo, José Luis Mariano. Antes había casado con Leopoldina Tuero O’Donnell de la que se divorció en Roma (Italia) y con la que tuvo 2 hijos: Leopoldina y Mariano.
Mariano Benlliure es autor de algunas de las obras más conocidas y populares de la escultura madrileña y española. Así, entre otras, podemos destacar las de Madrid.
Obras de Mariano Benlliure en Madrid
- Estatua de Bárbara de Braganza (1882), en la calle del Marqués de la Ensenada;
- Monumento a Jacinto Ruiz Teniente de Infantería (1891), en la plaza del Rey;
- Estatua de Álvaro de Bazán (1891), en la plaza de la Villa;
- Estatua de Francisco de Goya (1902), frente a la entrada norte del Museo Nacional del Prado, en el paseo del Prado;
- Mausoleos de Práxedes Mateo-Sagasta (1904), José Canalejas (1915) y Eduardo Dato (1928), en el Panteón de España de la calle de Julián Gayarre;
- Panteón de los duques de Denia (1904), en el Cementerio Sacramental de San Isidro del paseo de la Ermita del Santo;
- Monumento a Arsenio Martínez Campos (1907), en la plaza de Guatemala del parque de El Retiro;
- Monumento a Emilio Castelar (1908), en la glorieta de Emilio Castelar;
- Estatuas alegóricas del Edificio Metrópolis (circa 1911), en la calle de Alcalá con vuelta a la calle del Caballero de Gracia;
- Monumento al Cabo Noval (1912), en los Jardines del Cabo Noval, lateral norte de la plaza de Oriente;
- Retratos de la familia de Joaquín Sorolla (entre 1918 y 1932), en el Museo Sorolla del paseo del General Martínez Campos;
- Estatua ecuestre de Alfonso XII (1922), que corona el Monumento a Alfonso XII del arquitecto José Grases Riera, en el Estanque Grande del parque de El Retiro; y
- Monumento a Miguel Moya (1928), en el paseo del Duque de Fernán Núñez, junto a La Rosaleda del parque de El Retiro.
Obras religiosas de Mariano Benlliure en la Comunidad de Madrid
Asimismo, podemos citar 2 de sus obras religiosas que se encuentran en la Comunidad de Madrid. Son las siguientes:
- El Divino Cautivo (1944), de la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús ‘El Divino Cautivo’, en el Centro de Enseñanza Superior Cardenal Cisneros de la calle del General Díaz Porlier de Madrid; y
- Nuestra Señora de Gracia o La Virgen de Gracia (1941), de la Real Hermandad de Romeros de Nuestra Señora de Gracia, en la iglesia de San Lorenzo de la calle de las Pozas de San Lorenzo de El Escorial.
Al anarquismo artístico van derechamente los que se llaman impresionistas
Tras una breve introducción, Mariano Benlliure y Gil leyó su discurso ‘El anarquismo en el arte’ de recepción pública en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, el 6 de octubre de 1901. Y comenzaba con las palabras que hoy traemos a Pongamos que Hablo de Madrid | La Revista de Madrid en la frase de cada domingo. Dice así:
«Al anarquismo artístico van derechamente los que se llaman impresionistas. El resultado de sus obras es el mismo resultado demoledor, caótico, que producen en la sociedad con sus actos destructores los partidarios de la anarquía, no teóricos, sino de acción».