Del 28 de mayo al 21 de julio, la Sala Canal de Isabel II presenta ‘Una incierta luz‘, exposición que rinde tributo a la trayectoria del fotógrafo Gonzalo Juanes. El representante asturiano del Grupo Fotográfico AFAL, el colectivo más importante de la fotografía española del siglo XX.
‘Una incierta luz‘ es la 1ª gran muestra monográfica sobre la obra de Gonzalo Juanes. Nacido en Gijón (Asturias) en 1923, tras una breve estancia en Madrid, tuvo que instalarse de forma definitiva en Gijón en 1957. Y así tuvo que renunciar a la deseada oferta cultural que suponía la capital. Pionero en el uso del color en la fotografía documental, que permaneció en su mayor parte oculta y sólo muy tarde reconocida.
Así, Gonzalo Juanes prefirió centrar su colaboración en AFAL como escritor, crítico y analista de obras publicadas por los grandes fotógrafos de la época, como William Klein o Richard Avedon. Sin embargo, esta posición suya de autoexiliado, intelectual y amante de las artes, le confirió un hálito de maestro indiscutible en el grupo.
Además. entabló excelentes relaciones con autores como Oriol Maspons, Gabriel Cualladó o Carlos Pérez Siquier. Y también con Joaquín Rubio Camín, el más cercano, pues era su paisano y fue su eterno amigo.
Exposición ‘Una incierta luz’, de Gonzalo Juanes, en la Sala Canal de Isabel II
Comisariada por Chema Conesa. ‘Una incierta luz‘ está estructurada en 4 plantas con un recorrido atemporal por la vida del fotógrafo asturiano. Un autor que, en sus propias palabras, afirmaba que la fotografía debía ser «sencilla, de modesta apariencia, intencionadamente de tono menor. Un simple documento en el que se intenta captar un fugaz momento de lirismo».
En Gijón, Gonzalo Juanes realiza retratos de sus paisanos, de la vida diaria… Siempre en blanco y negro y en busca de un estilo propio bajo el formato del reportaje. Ya que que lo consideraba el mejor registro de la realidad documental en clave emocional.
A principios de los años 60 prueba el color con la mítica película Kodachrome, que supone todo un descubrimiento para él. El color aporta otro registro, imágenes reflexivas y líricas que compone en series unitarias dedicadas a su entorno vital asturiano. De contenido costumbrista, como las de romerías y fiestas locales. O de tipo social, como las inspiradas en la decadencia de la industria en Gijón o los juegos infantiles en los parques. Y también introspectivas, como la construida sobre su aislamiento y su enfermedad.
No obstante, una excepción aparte constituye la serie realizada en la calle de Serrano de Madrid en 1965. Una serie que será su trabajo más conocido y reproducido. Y unas fotografías que suponen un gran retrato urbano de la burguesía de la capital.
Por último, la etapa final de su producción refleja la decadencia física y el aislamiento propio en forma de paisajes y objetos encontrados. Sin embargo, pese a todo, sus obras exhiben una intensa sensibilidad poética. Una producción final que supone el epitafio de Gonzalo Juanes, que falleció en Gijón (Asturias) en 2014.