‘Cuando me quedo sola’
Cuando me quedo sola
ya no me quedo sola.
En mis dedos anidan tus sortijas,
en mis brazos,
que aun tienen la forma de tu cuerpo,
danza un perfume que no existe en las flores.
Tus palabras se han sentado a mi lado.
Con tu sortija, tu cuerpo, tu perfume
y sobre todo con tus palabras
has desterrado, provisionalmente,
mi fanática soledad.
(En ‘Historia de Gloria’, Editorial Cátedra, Madrid 1980, página 349)
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