«No hay más riqueza que el recuerdo de haber obrado bien».
(Sevilla [Andalucía, España], 10 de noviembre de 1835 – Barcelona [Cataluña. España], 29 de abril de 1909)
Escritora, periodista, espiritista y feminista
No hay más riqueza | Amalia Domingo Soler
Amalia Domingo Soler fue una activista de los derechos de la mujer y gran exponente del movimiento espiritista español por sus actuaciones de divulgación.
En sus escritos promovía valores como la compasión, el perdón y la búsqueda de la verdad interior. Su estilo es considerado como didáctico y moralizante, ya que a menudo incluía enseñanzas morales y espirituales. Se expresaba de forma poética y muy delicada lo que hace que sus escritos estén llenos de un gran sentimiento y una belleza sin igual.
Así, en sus ‘Memorias’, afirma: «No hay más cielo que un alma tranquila; no hay más riqueza que el recuerdo de haber obrado bien y haber
sido siempre el marinero dispuesto a lanzarse en el fruto de la tempestad, de esas tempestades que se desencadenan en los hogares, haciendo con su esfuerzo de un mar tempestuoso, un mar en calma».
Vida y obra de Amalia Domingo Soler
Estuvo marcada desde su infancia por una frágil salud y por graves problemas oculares. Sin embargo, demostró una gran precocidad en su interés por la literatura. Aunque se vio obligada desde joven a dedicarse a la costura como único medio de subsistencia.
En la década de 1860 se trasladó a Madrid, donde su sacrificada dedicación laboral hizo que su vista se resintiera aún más, hasta el punto de quedar casi invidente. Desesperada, atravesó por una etapa de crisis personal. Fue en esos momentos, hacia comienzos de la década de 1870, cuando entró en contacto con el espiritismo a través de ‘El Criterio’. Una revista que explicaba el perfeccionamiento del espíritu humano mediante sucesivas reencarnaciones y la comprensión de las faltas cometidas en vidas pasadas a partir de la expiación en la existencia presente.
Así quedó fascinada del todo por las doctrinas espiritistas, tan en boga en la segunda mitad del siglo XIX. Ya que consideró que daban respuesta a todas las cuestiones trascendentales para las que había buscado solución hasta ese momento. Además, gracias a su primera colaboración en ‘El Criterio’, entró en contacto con el vizconde de Torres Solanot, reconocido espiritista que pronto la acogió bajo su protección y patrocinio. Desde esa fecha y hasta su muerte, colaboró de forma asidua en publicaciones especializadas en esa materia, tanto españolas como americanas. Y en ellas publicó más de 2.000 artículos, poemas y cuentos.
En 1876 fijó de manera definitiva su residencia en Barcelona, llamada por la sociedad espiritista que editaba la revista ‘La Buena Nueva’, para la cual solicitaron su colaboración activa. Y allí dirigió, desde 1879 y durante más de 15 años, la publicación periódica ‘La Luz del Porvenir’.
Asimismo, vinculada con la masonería y el librepensamiento, consideraba imprescindible la instrucción pública para el progreso de la sociedad. Y se dolía de modo profundo del atraso en que se encontraba España, del que culpaba en gran medida a la Iglesia católica. Por lo que sostuvo varias polémicas públicas con figuras representativas de sus altas jerarquías.
Sus últimos años de vida transcurrieron con la salud muy quebrantada hasta su fallecimiento como consecuencia de una bronconeumonía. Y en esa misma línea de escritos y colaboraciones espiritistas. Además, algunas de sus obras fueron publicadas de manera póstuma. Entre ellas se pueden destacar ‘Memorias de la insigne cantora del espiritismo’ (1912) y ‘Cuentos espiritistas’ (1925).
Hoy, 189 aniversario de su nacimiento, en la frase del domingo en Pongamos que Hablo de Madrid | La Revista de Madrid, Amalia Domingo Soler afirma que «No hay más riqueza que el recuerdo de haber obrado bien».