«Tengo la obsesión de Valencia».
Manuela Ballester
(Valencia (España), 17 de noviembre de 1908 – Berlín (Alemania), 7 de noviembre de 1994)
Pintora, ilustradora, cartelista, poeta, escritora y editora
Tengo la obsesión de Valencia | Manuela Ballester
Manuela Ballester Vilaseca era hija de Antonio Ballester Aparicio, escultor imaginero y profesor de la Academia de Bellas Artes de San Carlos (Valencia). Su madre, Rosa Vilaseca Oliver, era modista. Y era la 2ª de los 5 hermanos, después de Teresa (1907) y de Antonio, ‘Tonico’ (1910), que fue escultor y dibujante. Asimismo, las hermanas menores, Rosa (1919) y Josefina (1925), se dedicaron al mundo artístico como grabadoras y pintoras.
Es conocida por sus facetas de pintora, ilustradora, cartelista, poeta, escritora y editora. Además de por su activa militancia política en el Partido Comunista de España (PCE). Asimismo, formó parte de la Agrupación de Mujeres Antifascistas y fue miembro de la Unión de Escritores y Artistas Proletarios (UEAP) y de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura.
En su faceta artística pertenece al Realismo español, inspirado en Velázquez, y a la llamada Generación Valenciana de los Treinta. Y con influencia de las corrientes vanguardistas y revolucionarias, cuyo artista más representativo es Josep Renau, c0n quien casó en 1932.
Tras acabar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, Manuela Ballester viajó a Madrid para visitar el Museo del Prado y conocer a los maestros de la pintura, especialidad en la que se había instruido.
En 1929 Manuela Ballester participa en la Exposición de Arte de Levante. Además, ávida por formar parte de la vanguardia más revolucionaria del momento, se incorpora al grupo Acció d’Art, fundado por Antonio Vercher, Genaro Lahuerta, Francisco Carreño, Josep Renau, Rafael Pérez Contel y su propio hermano Tonico Ballester, entre otros. Y con este grupo participó en la Exposició de pintura, escultura i dibuix de la Sala Blava de Valencia, en 1930.
Sería el principio de una larga trayectoria artística de más de 70 años.
Activismo político y exilio
Por otra parte, su convicción sobre las ideas políticas de izquierdas hizo que, además de integrarse en la UEAP, militara en el PCE. Así, a comienzos de la Guerra Civil, concienciada del papel de las mujeres durante el conflicto bélico, fundó Pasionaria. Revista de las mujeres antifascistas de Valencia. Y en ella colaboraron, entre otras, las artistas Elisa Piqueras y Amparo Muñoz Montoro.
El compromiso político y la implicación del matrimonio en la contienda llevó a la familia al exilio en México, previo paso por Francia. Ya que Manuela Ballester se dedicó a dar mítines por los pueblos concienciando a las mujeres del gran papel que jugaban en la retaguardia, en especial en el campo. Y Josep Renau desempeñó el cargo de director de Propaganda Gráfica del Comisariado General del Estado Mayor Central. Y también fue responsable de la organización del pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937 y de las medidas de salvaguarda del patrimonio de España.
Así, acompañados por otros miembros de la Junta de Cultura Española, pisaron suelo mexicano a finales de mayo de 1939 tras desembarcar del vapor Veendam en Nueva York (Estados Unidos), desde donde se trasladaron a México en autobús. Allí escribiría en su diario «Tengo la obsesión de Valencia».
Sin embargo, en 1959, a pesar de todo el ambiente y las amistades que disfrutaban en México, Josep Renau decidió viajar a la República Democrática de Alemania y Manuela Ballester se traslada con él a Berlín.
Por fin, en 1979 realizó varios viajes a España y expuso su obra en varias ocasiones, mereciendo especial atención la individual de la galería Estil de Valencia en 1981. Ese mismo año publicó su poemario ‘Cosas’. Su última exposición colectiva fue la titulada ‘Un siglo de pintura valenciana, 1880-1980. Instituciones y propuestas’, celebrada en 1994, meses antes de su fallecimiento.
Hoy, en la frase del domingo en Pongamos que Hablo de Madrid | La Revista de Madrid, Manuela Ballester afirma «Tengo la obsesión de Valencia».