Bar ‘Arriba España’ en el centro de Madrid. Tras la barra, el reloj era un torito negro a lo Osborne. Y los atributos del torito eran los que hacían continuo tic-tac. La tele sonaba:
- ‘El presidente del Gobierno ha decretado el estado de alarma en todo el país.’
El dueño, el chino de Vox, decía a Justo Izquierdo, dirigente de Vox Madrid:
- La tele en España son tonterías, tonterías, tonterías… Y más tonterías.
- Claro -soltó Justo-. Por culpa del gobierno social comunista.
Llegaron Carla y Lito de patrulla. Y Carla le preguntó al dueño:
- ¿Por qué no respetan el cierre? Todos los establecimientos están cerrados por orden del Gobierno, salvo alimentación y farmacias. ¿No saben que hay pandemia?
El chinito guiñó el ojo a Justo Izquierdo y le confeso a Carla:
- El coronavirus lo soltó América en China para vencerla. Pero aquí estoy.
- Pues nos lo estamos comiendo en todo el mundo -afirmó Carla-. Y en América hay ya bastantes casos. Es lo que pasa por criar cuervos… luego te sacan el hígado.
El chinito se pertrechó tras la barra, dispuesto a hacerse fuerte.
- China es clave en la economía mundial -declaró.
- Pero si China es muy comunista -aseveró Carla.
El oficial Hipólito Funes y la agente Carla se prepararon para detenerles.
Los atributos del torito negro seguían haciendo tic-tac. La tele seguía sonando:
- ‘Otro miembro de Vox ha dado positivo por coronavirus’.
- Eso es imposible -afirmó Justo-. Dios protege a los de Vox. Son los comunistas de Podemos, esos sindiós, los que están cayendo como moscas.
- ¿Cómo puedes ser tan obtuso? ─le espetó Carla─. Ya hay varios líderes de Vox en aislamiento por el coronavirus. Dios no es patrimonio vuestro.
En la calle no había un alma. En el hospital de enfrente desembarcó un autobús de estudiantes Erasmus, algunos contagiados de Europa, todos en cuarentena.
Evacuaban las escuelas. Los niños del colegio cercano gritaban:
- ‘¡Coronavirus, coronavirus!’, mientras los recogían sus padres para confinarlos en casa.
Todos iban con mascarillas. Carla y Lito también. No quedaban mascarillas en las farmacias. La tele rugía:
- ‘Frente al coronavirus: Quédate en casa.’
El chinito se puso a fregar el bar con agua y mucha lejía, para salvarse del cierre.
- Que no cunda el pánico -gritó Justo-. Lo que debemos hacer es apagar la televisión e irnos de fiesta. ¿Hace un baile, señorita agente?
Carla le volvió el rostro con desdén y le anunció:
- Los pubs y discotecas están cerrados. Y este bar también. Quedan detenidos.
Los policías esposaron a Justo Izquierdo y al chinito. Lito decía:
- Vamos a morir todos por el coronavirus.
- Moriremos -afirmó Carla-, pero del pestazo a lejía, si no salimos de aquí.
Pandemia | La perla de Carla 2020
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