En los tiempos que nos corren salir del armario no es tan difícil como en épocas anteriores. Y no tan lejanas. El miércoles 11 de octubre se celebra el Día Internacional de la Salida del Armario. Y con ese motivo quería hacer unas reflexiones sobre Gloria Fuertes en su centenario.
Porque ella nunca salió de armario de forma explicita. Aunque nadie dudara de sus inclinaciones sexuales entonces. Y las tengamos muy claras ahora.
Solitaria, creyente, enamoradiza, soltera, feminista y lesbiana. Fumadora empedernida, motera, pacifista, rebelde, castiza y poeta, que no ‘poetisa’. Vital, vitalista, fascinante, compleja. Todo esto y mucho más era Gloria Fuertes.
Sin embargo, aunque hoy sea evidente, las tendencias lesbianas de Gloria Fuertes no surgen hasta su edad madura. Pues rondaba los 40 años cuando conoció a la mujer que sería el gran amor de su vida.
Los primeros amores de Gloria Fuertes
En su juventud, la universal poeta del barrio de Lavapiés de Madrid tuvo varios novios. Y durante la Guerra Civil Española perdió a su primer amor.
Se llamaba Manuel Rodríguez y militaba en la FAI, la Federación Anarquista Ibérica, rama combativa y revolucionaria de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Se fue voluntario a Aviación y nunca volvió.
Ella lo cuenta en sus versos:
«Manolo mío: mi madrileño marchoso,
maduro melocotón maleable…»
Y también:
«Mi primer amor era un obrero,
me hubiera casado con él,
pero le dieron por desaparecido en el treinta y seis…»
Asimismo, algo después, comienza una relación amorosa con el dibujante y poeta Eugenio Rosado Rivas. Pues en su archivo se encuentran numerosas cartas y poemas de amor del uno al otro. Sin embargo, la veinteañera Gloria Fuertes tampoco tiene suerte esta vez. Porque los milicianos le encarcelan en 1938 por su ideología franquista.
De modo que la sangrienta contienda fratricida marcó de una manera extraordinaria el futuro de la hoy centenaria poeta. Porque ella misma comentaba que sin la Guerra Civil Española tal vez no habría escrito poesía. Además la convierte en pacifista y antibelicista. Y desde entonces clama por la paz y grita contra la guerra con su arma más poderosa: la poesía.
Carlos Edmundo de Ory
Tras la guerra, en 1942, conoce a Carlos Edmundo de Ory. Y entre los 2 surge algo más que una buena amistad. Así lo podemos ver en los versos de ambos poetas.
En la Fundación Gloria Fuertes se conservan 24 poemas, fechados en 1943, dedicados a ella por el poeta gaditano. Algunos de ellos manuscritos.
Y, por supuesto, los poemas de Gloria Fuertes dedicados a Carlos Edmundo de Ory. Fueron publicados en el poemario ‘Los brazos desiertos’ por Ediciones Torremozas (Madrid, 2009).
Su amistad duraría toda la vida.
El gran amor de Gloria Fuertes
En 1955, Gloria Fuertes se matricula en el Instituto Internacional de Boston. Allí, en la calle de Miguel Ángel de Madrid, estudiará Inglés y Biblioteconomía.
Y allí su vida dará una gran vuelta. Tanto en lo literario como en lo profesional. Y, por supuesto, en lo personal.
Porque allí Gloria Fuertes conocerá a Phyllis Turnbull, directora de esta entidad entre 1955 y 1958.
Asimismo, la hispanista americana dirigió, entre otros, un programa del Smith College para estudiantes estadounidenses. Además fue fundadora y primera directora del Centro de Estudios Hispánicos.
Y, para nuestra homenajeada poeta centenaria, ella sería el gran amor de su vida.
Phyllis y Gloria, Gloria y Phyllis, juntas 15 años.
Además, Gloria Fuertes comienza a trabajar como bibliotecaria en esta institución, heredera del colegio norteamericano fundado por el matrimonio Gluck en Santander y que se instala en Madrid en 1903. Así se acaban las tediosas horas de oficina en las que la poeta lavapiesina pasó más de 20 años.
«Fue una de mis épocas más felices. Aquellos años en los que, ya al frente de una Biblioteca Pública, aconsejaba y sonreía a los lectores. Mi jefe era el libro ¡yo era libre!»
Asimismo, gracias a Phyllis Turnbull, consigue una Beca Fullbright de Literatura Española. Y, en 1961, se traslada a los Estados Unidos. Allí permanecerá hasta 1963 impartiendo clases en diversos ‘colleges’ de la Universidad de Bucknell (Pensilvania).
La relación entre Gloria y Phyllis termina en 1970. Un año más tarde morirá el gran amor de la universal poeta centenaria, que quedará desolada. Adelgazó y plasmó en sus poemas su enorme desolación. Y salió de su profunda depresión, como muchos, a golpe de alcohol, fiestas y noches sin dormir.
«Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.»
Salir o no salir del armario, esa es la cuestión
Aunque Gloria Fuertes nunca ‘salió del armario’ de forma explicita, tampoco ocultó sus relaciones con otras mujeres.
Así lo confirma Paloma Porpetta, presidenta de la Fundación Gloria Fuertes: «No ocultó su lesbianismo, lo conocían sus amigos y, aunque en su obra habla del amor en general, a veces lo menciona, como cuando dice ‘me nombraron patrona de los amores prohibidos’».
Y algunos de sus poemas cercanos a los años 70 ya reflejan su lesbianismo. Como en ‘Cabra sola’, publicado en 1968 en su libro ‘Poeta de Guardia’.
«Vivo sola, cabra sola,
-que no quise cabrito en compañía-
cuando subo a lo alto de este valle
siempre encuentro un lirio de alegría.»
O como en ‘Soy sólo una mujer’, publicado en 1969 en el poemario ‘Cómo atar los bigotes del tigre’.
«De PAZ por esos mundos quise ser traficante
-me detuvieron por la carretera
soy sólo una mujer, de cuerda entera,
soy sólo una mujer y ya es bastante.»
Son los años finales, los últimos coletazos sangrientos de la cruel dictadura fascista. El homosexualismo estaba perseguido. Y se condenaba con desmesuradas penas de cárcel. No eran tiempos para salir del armario.
Ya en la democracia, Gloria Fuertes alcanza la fama como ‘la poeta de los niños’. Son los años de plenitud. Radio, televisión, premios, honores, fama, reconocimiento y ventas. No era conveniente salir del armario por su popularidad entre el público infantil.
Mujer de verso en pecho | Salir del Armario
Sin embargo, en ‘Mujer de verso en pecho’ hay versos mucho más explícitos sobre su tendencia sexual. Es un entrañable poemario pleno, absoluto, publicado en 1983.
Así, ya en el prólogo nos dice:
«Estas palabras que agrupo
os llevan a mis ideas,
os dibujan mis emociones,
os cuentan mis sentimientos,
os descubren mis inventos
y os confiesan mi modo de amar.»
Asimismo, en este poemario, recuerda a Phyllis con pasión.
«Quererte como nadie se imagina
es la única enfermedad que he tenido
desde que pasé la tos ferina.
Quererte es incurable
(o quiero que lo sea)…»
Y es que, a veces, salir del armario o no salir del armario es la opción personal de cada uno y de cada una.