El amor al estudio es la pasión más necesaria para nuestra felicidad. Es un recurso seguro contra la adversidad, es una fuente inagotable de placer
[París (Isla de Francia, Francia), 7 de diciembre de 1706 – Lunéville (Lorena, Francia), 10 de septiembre de 1749]
Matemática, física, ensayista, traductora y filósofa
El amor al estudio | Émilie du Châtelet
Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet, más conocida como Émilie du Châtelet, fue hija de Louis Nicolas Le Tonnelier, barón de Breteuil, y de Gabrielle-Anne de Froulay. Y era una de las 2 mujeres de los 6 hijos del matrimonio. Aunque solo ella y otros 3 sobrevivieron hasta la edad adulta:
- René-Alexandre,
- Charles-August y
- Elisabeth-Théodore.
Aunque no pudo asistir a los colegios superiores ni a la Universidad, reservados a los hombres, Émilie du Châtelet recibió la misma formación que sus hermanos varones. Así, a los 10 años ya había leído a Cicerón y estudiado matemáticas y metafísica. A los 12, además de francés, hablaba inglés, italiano y alemán. Y también traducía textos del latín y del griego de autores como Aristóteles y Virgilio. Asimismo, recibió clases de equitación, esgrima y gimnasia, algo poco habitual en las mujeres de su época. Además, era aficionada a la música y tocaba el clavecín. No obstante, su disciplina favorita eran las matemáticas.
Voltaire y Émilie du Châtelet
Amiga de Voltaire (François-Marie Arouet) desde la infancia, le ofreció refugio en su castillo de Cirey, en el norte de Francia, pues había una orden de arresto contra él a causa de sus ‘Cartas inglesas’. Émilie du Châtelet decidió vivir con el filósofo enciclopedista buscando la seguridad de una relación enriquecedora, segura y duradera.
Así, el castillo de Cirey se convirtió en el centro de promoción de la física newtoniana en Francia. Y lo frecuentaban algunos de los científicos más importantes del momento. De este modo, establecieron un contacto permanente con los más importantes matemáticos y físicos de la época y con las academias científicas de Alemania, Escandinavia y Rusia.
Además Émilie du Châtelet desarrolló un proyecto de vida personal basado en el amor, en la amistad y en el estudio. Y junto a Voltaire acumuló una biblioteca de 21.000 volúmenes, el equivalente a una biblioteca universitaria del siglo XVIII. Y que incluía tanto autores clásicos como contemporáneos.
Asimismo, ella tomaba parte activa en el trabajo de Voltaire y leía y opinaba sobre todo lo que él escribía. Y, en 1738, cuando se publicó ‘Les Élements de la Philosophie de Newton‘, Émilie du Châtelet aparecía en la portada representada como su musa, transmitiéndole los ‘divinos’ pensamientos del gran científico británico.
Una de sus frases más representativas fue «La igualdad entre hombres y mujeres serviría para crear una mejor ciencia».
Hoy, en la frase del domingo en Pongamos que Hablo de Madrid | La Revista de Madrid, Émilie du Châtelet afirma que «El amor al estudio es la pasión más necesaria para nuestra felicidad. Es un recurso seguro contra la adversidad, es una fuente inagotable de placer».