Amamos a un genio por lo que deja y lo lloramos por lo que se lleva
Thomas Gainsborough
[Sudbury (Reino Unido), bautizado el 14 de mayo de 1727 – Londres (Reino Unido), 2 de agosto de 1788]
Pintor paisajista y retratista
Amamos a un genio por lo que deja | Thomas Gainsborough
Thomas Gainsborough fue académico y uno de los fundadores de la Royal Academy of Arts. Además, es notoria su rivalidad con sir Joshua Reynolds, el primer presidente de esa Real Academia de Artes del Reino Unido.
Asimismo, destacó por la rapidez con la que aplicaba su pintura. Y trabajó más a partir de sus observaciones de la naturaleza, y de la propia naturaleza humana, que de la aplicación de las reglas académicas. La sensibilidad poética de sus pinturas hicieron que John Constable dijera: «Mirándolas, encontramos lágrimas en nuestros ojos y no sabemos qué las provoca».
El propio Gainsborough dijo sobre su obra: «Estoy harto de retratos, y estoy deseando coger mi ‘viol-da-gam’ y marcharme a alguna dulce aldea, donde pueda pintar paisajes y disfrutas del último tramo de la vida en la tranquilidad y la facilidad».
Así, el parecido de sus paisajes se muestra en la forma en que fundía las figuras de los retratos con las escenas detrás de ellos. No obstante, su obra posterior se caracterizó por una paleta ligera y pinceladas económicas y fáciles. Y, en sus últimos años, pintó paisajes relativamente sencillos.
Realizó más de 500 obras, de las que 230 son retratos. Y se caracterizan por la noble y refinada elegancia de las figuras, el encanto poético y los colores fríos, principalmente verdes y azules, de pincelada suelta, delgada y larga en su trazo. Además, sus pinturas están imbuidas de melancolía poética. Una sensación que logra gracias a una luz muy tenue, clara reminiscencia de los paisajes flamencos del siglo XVII que tanto le influyeron.
Thomas Gainsborough está considerado como el creador de la escuela paisajista británica del siglo XVIII.
En la frase del domingo en Pongamos que Hablo de Madrid | La Revista de Madrid, Thomas Gainsborough afirma que «Amamos a un genio por lo que deja y lo lloramos por lo que se lleva».