Tenemos aquí el testimonio | María Reiche

Tenemos aquí el testimonio | María Reiche

Tenemos aquí el testimonio en gran escala y único en el mundo del primer despertar de las ciencias exactas en la evolución de la humanidad. Esfuerzo gigantesco de la mente primitiva que se refleja en la grandeza de la ejecución bajo el cielo vasto de las pampas inmensas y solitarias, barridas por el viento y quemadas por el sol

María Reiche

(Dresde, Alemania, 15 de mayo de 1903 – Lima, Perú, 8 de junio de 1998)

Matemática y arqueóloga

Fue la mayor estudiosa de las líneas de Nazca en Perú, a las que dedicó gran parte de su vida

Tenemos aquí el testimonio | María Reiche

Ya desde niña, María Victoria Reiche Neumann soñaba con ser investigadora y científica. Así, estudió matemáticas, física y geografía. Y, en 1932, años después de graduarse, viajó a Perú para educar a los hijos del cónsul alemán en la ciudad de Cuzco. Y de inmediato la impresionó el esplendor y la belleza de los paisajes andinos.

Más tarde se trasladó a Lima para trabajar como traductora y profesora de inglés y alemán. Y después trabajó como restauradora de textiles precolombinos en el Museo Nacional de Perú.

En su trabajo como traductora, María Reiche conoció las líneas de Nasca. Ya que, entre los artículos de Paul Kosok, arqueólogo estadounidense, descubrió que existían unos misteriosos geoglifos que databan desde el año 200 a.C. hasta el 700 d.C. Y abarcaban más de 500 kilómetros cuadrados en el desierto de Ica.

Tras una breve estancia en Desde, regresó a Perú y nunca más abandonó el país andino. Y en Lima trabajó como profesora de matemáticas, gimnasia, inglés y alemán. Allí, en una cafetería conoció a Julio César Tello, médico y antropólogo peruano, y al propio Paul Kosok. Así, en 1941, se convirtió en asistente del arqueólogo estadounidense y viajó a Nazca por 1ª vez.

Las líneas de Nazca

Después, a partir de 1946, María Reiche comenzó una vida dedicada al estudio y la investigación de las líneas de Nazca. Siguiendo la estela de los análisis de Paul Kosok. Así, a lo largo de más de 50 años, descubrió que muchas de las figuras y líneas dibujadas tenían relación con el calendario astronómico. Y llegó a la conclusión de que hacían referencia a ciclos como el solsticio de verano o como los cambios climáticos para planificar las cosechas.

Además, entre las figuras destacaban formas de animales, como arañas, grullas, colibríes o flamencos. Así como un mono, que según ella representaba la Osa Mayor. Desde este último, María Reiche afirmó que se podía observar la salida del sol tras uno de los cerros del paisaje. Aunque había que colocarse en su cabeza en las mañanas del 20 al 23 de junio y seguir con la mirada la dirección del pico.

En 1994, gracias a sus esfuerzos y gestiones, la UNESCO declaró las líneas de Nazca como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Al principio de trasladarse al lugar vivió en una choza. Y los campesinos desconfiaban de ella y la llamaban ‘bruja’. Pues la veían caminar por la arena limpiando algunos tramos y midiendo y haciendo cálculos de forma constante. No obstante, más tarde, la bautizaron como ‘la mujer que barría el desierto’. Y, en la actualidad se la conoce como ‘La dama de Nasca’ o ‘La dama del desierto’, por su labor de investigación, protección y conservación de las líneas cuando las visitas turísticas se convirtieron en un riesgo para mantener aquella maravilla.

En esta frase, María Reiche afirma que «Tenemos aquí el testimonio… del primer despertar de las ciencias exactas en la evolución de la humanidad».




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