Apostemos por la diversidad cultural | Alexandra Dalcos

Apostemos por la diversidad cultural | Alexandra Dalcos

Apostemos por la diversidad cultural de Alexandra Dalcos

¿Qué sabemos sobre el reto de la diversidad cultural y el fomento de la convivencia? La diversidad cultural alude a la convivencia y a la interacción entre distintas culturas en una misma sociedad. Y hay que partir siempre del reconocimiento y el conocimiento recíproco entre todas ellas.

Como ya sabemos, en los últimos años se ha producido un mosaico multicultural, que por desgracias es un factor de conflictividad. Y en especial si no se articulan las intervenciones necesarias para facilitar una integración efectiva.

Conviene recordar ahora una frase de una mujer empeñada en la defensa del pluralismo y que propone siempre modelos de vida llenos de ilusión: «estamos en una sociedad plural en la que se tienen que oír las voces de todos». Son palabras de Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía política de la Universidad de Valencia.

Nos encontramos en una etapa, en la que la sociedad nos hace enfrentarnos a nuevos retos cada día. Hay más preguntas, a las que tenemos que dar una respuesta muy compleja y delicada. Todas las sociedades avanzadas han sido multiculturales y se han formado grupos de diferentes religiones, etnias, ideologías y culturas. Mientras que algunas personas se empeñan en ver esta diversidad como una diferencia y no como un valor que engrandece nuestro contexto.

Hay personas, en especial de los grupos más vulnerables, que se encuentran con posibilidades sociales muy limitadas. Y necesitan ayuda para poder superar los riesgos y participar en las ventajas de la sociedad.

Cultura y diversidad cultural

La cultura no hace referencia solo a contenidos académicos, sino que es un concepto mucho más amplio. Es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o a un grupo social.

Además, la cultura debe de ser compartida y para que exista tiene que haber un grupo, una sociedad que determine los valores, las creencias y las pautas de comportamiento que la configuran y que dotan de identidad a sus miembros.

Asimismo, la cultura es simbólica, lo que significa que se transmite a través de símbolos verbales. También es integral, o sea que abarca todo: desde las creencias, los valores y las costumbres hasta los aspectos más triviales. Y se aprende y la aprendemos a través de la observación de las informaciones que nos llegan y, en general, de todos los aprendizajes que nos van guiando en el proceso de socialización.

Necesitamos de una sociedad más equitativa y más plural, basada en retos que fomenten la igualdad de oportunidades. Y, para poder conseguirla, necesitamos apoyarnos en los valores, la cultura y la convivencia. El desconocimiento o la pérdida de los valores son factores de desintegración social. Ya que, sin ellos, se pierde la perspectiva de identificación del individuo con su mundo social.

Apostemos por sociedades más plurales, más igualitarias y por la diversidad cultural.

Apostemos por la diversidad cultural

La convivencia entre culturas, el multiculturalismo y la interculturalidad dentro de un país o territorio en ocasiones conllevan una serie de conflictos, que no siempre son fáciles de solucionar.

Así que, tal vez, apostando por la interculturalidad se favorezca la integración y la convivencia en armonía. Y ello supone la disminución de la conflictividad, aunque no excluye la existencia de conflictos. No obstante, se establece un clima favorable para que su resolución se lleve a cabo desde el respeto y el diálogo.

Además, para facilitar el encuentro intercultural, es necesario que haya una política dirigida a la diversidad cultural, al reconocimiento de las diferencias y a la prevención de la exclusión política, social y cultural de los diversos grupos.

Para empezar a construir una sociedad mejor, más igualitaria y más plural es muy necesario dejar de lado los prejuicios y los estereotipos. Ya que estos conducen siempre a la discriminación y a la desigualdad. Hay que tener en cuenta que los estereotipos se suelen generalizar y, por tanto, son compartidos muy fácilmente entre los miembros de una comunidad y cuando se consolidan es más difícil eliminarlos.

Proyectos sociales: apostemos por ellos

Asimismo, con este artículo quiero recordar a los lectores que la Agenda 2030 incluye como meta en su objetivo número 10, de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la reducción de las desigualdad en y entre los países, causada por motivos como sexo, edad, discapacidad, raza, etnia o religión.

Los proyectos sociales y el hecho de que las instituciones apuesten por ellos pueden ser una vía que nos ayude a moldear una sociedad más igualitaria. Y pueden ser la mano que nos sujete y no nos deje caer hacia mínimos de la humanidad.

Los servicios sociales completan la atención de integración mediante actuaciones territoriales de acogida y otras, a través de programas de integración.  Y con los mismos se persiguen, entre otros, los objetivos siguientes:

  • el acceso universal al conjunto de servicios y recursos del territorio,
  • la promoción de medidas de información, orientación y sensibilización,
  • el fomento de las medidas de inserción y formación sociolaboral y
  • el desarrollo y la promoción de la participación social de la población inmigrante y de las minorías étnicas en los procesos de desarrollo local.

En realidad, lo primero es atender las necesidades básicas de las personas más vulnerables:

  • vivienda,
  • trabajo,
  • salud,
  • educación,
  • precariedad económica y
  • acceso a los servicios sociales.

Quiero cerrar este artículo con una afirmación de Inmanuel Kant en su ‘Metafísica de las costumbres’: «todos los hombres están originariamente en posesión legítima del suelo y tienen derecho a existir allí donde la naturaleza o el azar les ha colocado al margen de su voluntad“. Así, aparte de los derechos humanos, con esta frase del filósofo alemán se establece el derecho natural de poder estar donde necesitamos y en cualquier lugar de la Tierra.

Alexandra Dalcos

Alexandra Dalcos

Nació en Rumania, el país de los Carpatos, en los años 80 del siglo XX. Y en la actualidad reside en la localidad madrileña de Aranjuez.

De caracter vitalista, Alexandra Dalcos confía en las personas y apuesta por un mundo mejor.

Sin libertad, no hay democracia. Y sin democracia no podemos construir sociedades sanas, afirma.

Con el artículo ‘Apostemos por la diversidad cultural’ de Alexandra Dalcos, continuamos la publicación de la serie de artículos de los alumnos y alumnas del curso ‘Dinamización comunitaria’ impartido por Miguel Hernanz.




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