14 viñadores independientes de 10 provincias españolas participan en la 1ª edición de la Feria del Vino Natural MalaUva. Será el sábado 27 de octubre en La Caníbal de Lavapiés. Los propios viticultores presentan en Madrid más de 100 etiquetas elaboradas sin ningún aditivo enológico. Y de uvas cultivadas y fermentadas por ellos mismos.
MalaUva abre de 12:00 a 20:00 horas. Y la entrada, que cuesta 10€, se compra en la puerta y permite degustar todos los vinos.
A destacar que los viñadores llevarán a MalaUva vinos elaborados a partir de sus viñedos viejos en parcelas de Albacete, Ávila, Barcelona, Burgos, Cuenca, León, Murcia, Segovia, Toledo, Valladolid y Zamora.
La Feria del Vino Natural MalaUva nace de la colaboración entre La Caníbal de Lavapiés, calle de Argumosa 28, y otros 2 locales madrileños especializados en vino natural:
- Cascorro Bistrot, plaza de Cascorro 21.
- Y Bendito, Mercado de San Fernando en la calle de Embajadores, 41.
MalaUva | De los abuelos a los nietos
Los vinos naturales no emplean ácidos, taninos, clarificantes, sulfitos ni levaduras comerciales. «Los sulfitos inhiben bacterias y levaduras salvajes en la fermentación», explica Luis Vida, enólogo y coordinador de MalaUva. Y añade que «más que defectos, la libertad ‘biológica’ del vino natural refleja el auténtico carácter de la uva. Amplifica sus colores, aromas y sabores.»
Además subraya que «estos vinos no maduran en roble nuevo no tostado porque maquilla la fruta». Así que suponen un regreso a los orígenes, «al vino de los abuelos». Aunque aunando sensibilidad y conocimientos modernos. Por otra parte, «el modelo de antaño se basaba en la necesidad de alimento, buscaba más calorías que placer», asevera el coordinado de MalaUva.
Hoy el vino natural se consolida en capitales internacionales como Paris, Londres, Barcelona, Roma, Copenhague o incluso Nueva York. Y ahora el madrileño barrio de Lavapiés es su siguiente estación. Laboratorio probado de tendencias culturales y gastronómicas,
Y es que los vinos naturales se introducen en el marco de una sociedad que cada año consume más vino. En efecto, según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), el consumo creció un 7% de 2009 a 2017, fecha en que la población española mayor de 18 y que bebe vino llegó al 67%.
Por su parte, Carlos Campillo, gerente de Cascorro Bistrot, afrima que «al ser más saludables, refrescantes y afrutados, los vinos naturales resultan fáciles de beber para las nuevas generaciones.» Así, cerca de 18’5 millones de españoles beben entre 5 y 6 copas de vino semanales. Y la mayoría de vino tinto. Aunque las mujeres se decantan por blancos (57%) y rosados (32%), que también crecen entre los jóvenes.
MalaUva | 100 vinos naturales en Lavapiés
Y es que, al igual que las cervezas artesanas, el vino natural representa «una rebeldía frente al consumo industrializado», como señala Luis Vida. Asimismo, su distribución se basa en el trato directo del viticultor con su público. Y «huye del glamour y la exclusividad». Además, durante sus ferias, los viticultores presentan los vinos que ellos mismos cultivan y fermentan, sin distribuidores o bodegas intermediarias. «No son ferias de vinos y etiquetas, sino de personas», puntualiza Javier Vázquez, gerente de La Caníbal de Lavapiés.
Así «los vinos naturales anticipan la nueva manera de consumir el vino», añade Carlos Campillo. Y es que MalaUva viene a continuar la Fiesta de la Uva que desde 2010 organizaba en el antiguo Le Petit Bistrot. Además, «su introducción en el circuito comercial requiere un cambio de mentalidad de los hosteleros y un proceso de formación del personal», añade este precursor de la cultura del vino natural en Madrid. Y muy qapreciado por todos los viñadores.
Además, la elaboración del vino natural es limpia. Porque el tratamiento de la viña y la fermentación no emplean ningún agente químico. «Se obtiene lo mejor de la uva, a partir del respeto a la temporada, el viñedo, a los viñadores y al cliente final», concluye Campillo.
De este modo cada vino natural recrea la personalidad del viticultor, en conexión directa con la uva y su viñedo. Además refleja una forma de vida basada en el amor al buen comer y beber. Y en un consumo tan responsable como sostenible.
MalaUva castellana
3 viñadores llegan a Lavapiés desde la agreste Sierra de Gredos en Ávila. La región con mayor representación en MalaUva:
- El carismático Fabio Bartolomei (Ambiz), de origen italiano y escocés, cultiva en El Tiemblo.
- Daniel Ramos (Zerberos Finca) recupera viñedos desusados en Cebreros.
- Y Raúl Calle trabaja suelos perdidos de Navarredondilla, Sotillo de la Adrada y Santa María del Tiétar.
Además, las variedades de los 3 proceden de la uva Garnacha. Aunque también combinan Sauvignon Blanc y Albillo Real.
Y sin salir de Castilla y León, Ismael Gozalo (Microbio Wines) es la 5ª generación al frente de sus centenarias viñas de verdejo en Segovia, previas a la plaga de la filoxera. Así, entre sus numerosas etiquetas, su rosado ‘Correcaminos’ se elabora casi en exclusiva para el mercado neoyorquino. Y a partir de tempranillo con un ligero porcentaje de verdejo. Además, su embotellado sigue las fases de la luna.
Por su lado, Alfredo Maestro (Bodegas Maestro Tejero) cultiva viñedos de tempranillo a 1.000 metros de altitud. Y sobre suelos de cantos rodados en Peñafiel, corazón de la Ribera del Duero, y Valtiendas. Admirado por Alice Feiring, columnista de Time y defensora del vino natural, ha roto moldes en la vitivinicultura española.
Asimismo, Juan José Moreno (La Microbodega del Alumbro) mima la Tempranillo y la Godello en sus pagos de Villamor de los Escuderos, Zamora.
Y completan el repertorio castellano-leonés Diego Lozana (El Bierzo) de León y Julien Benhamou (Bodegas Coruña del Conde) de Burgos.
MalaUva manchega
De Castilla La Mancha llegan 4 bodegas y 6 viticultores a MalaUva.
Samuel Cano (Bodegas Patio), agricultor de toda la vida, cultiva en el vértice de 3 provincias: Cuenca, Toledo y Ciudad Real. Así, ajos y patatas se confunden entre las cepas de su finca en Mota del Cuervo. Y donde crecen viñas de uvas blancas (Airén, Vigiriega) y tintas (Syrah, Petit Verdot, Graciano). Además, fermenta sus vinos en el patio y las habitaciones de su casona, en barricas en posición vertical y sin tapa.
En Toledo también se crea salud a través de la viticultura. Carmen y Luis López Delgado (Uva de Vida) traen sus tintos ‘Graciano’, biodinámicos 100×100, de Santa Olalla y Torrijos.
Y, además de melones y pimientos ecológicos, el agricultor Julián Ruíz (Esencia Rural) desarrolla la variedad autóctona Tinto Velasco en sus viñedos prefiloxéricos de Quero.
Por su parte, Iván y Ana Gratias (Bodegas Gratias) cultivan en La Manchuela. Comarca situada entre la llanura albaceteña y la serranía de Cuenca. Y limítrofe además con la denominación Utiel-Requena. Sus vinos éticos proceden de 3 variedades de uvas.
- La tinta Bobal, una de las variedades de uva más cultivadas en España. Así como una gran desconocida.
- La blanca Tardana, que se vendimia después de laos tintas.
- Y la tinta Pintailllo o Pintailla, en peligro de extinción.
MalaUva mediterránea
Hijo de payeses del Alto Penedés, Barcelona, el ingeniero agrónomo Rubén Parera (Celler Finca Parera) reconvierte en agricultura biodinámica la herencia vitivinícola de su padre, Jordi Parera. Y en su viñedo combina las uvas foráneas Merlot, Cabernet Sauvignon, Gewürztraminer y Chardonnay con otras autóctonas. Como la Xarel·lo y la Sumoll, en su día la más extendida de la zona.
Y, por último, Juan Pascual (Viña Enebro) cuida la Monastrell en su finca Llano Rubio de Cehegín. Al noroeste de Murcia. Y su fermentación con levadura autóctona genera unos tintos pigmentados de ribetes violáceos.