La hermosa acracia | Teresa Claramunt

La hermosa acracia | Teresa Claramunt

La hermosa acracia, esa idea magna, hará justicia a la mujer. Para la acracia no existe raza, color ni sexo. Hermana gemela de nuestra madre Natura, da a cada uno lo que necesita y toma de cada uno lo que puede dar de sí

Teresa Claramunt

[Barbastro (Huesca, Aragón, España),  4 de junio de 1862 – Barcelona, (Cataluña, España), 11 de abril de 1931)

Obrera, sindicalista, dirigente anarquista y pionera del feminismo obrerista

La hermosa acracia | Teresa Claramunt

Teresa Claramunt Creus fue hija de un republicano federal —para unos, montador de hilaturas y para otros un pequeño fabricante de Barbastro— y su madre parece que era una mujer de gran temperamento.

Dotada de un gran talento natural, Teresa Claramunt superó su falta de escolarización de forma autodidacta. Y a la edad de 18 años, llegó a Sabadell en busca de trabajo, en compañía de su hermano José, 6 años menor que ella. Allí comenzó su ocupación como tejedora.

Su inclinación hacia el anarquismo vino decidida por su asistencia a conferencias pedagógicas y doctrinales impartidas por el ingeniero ácrata Fernando Tárrida del Mármol. Y también por los discursos de vehementes oradores anarquistas barceloneses como Jaime Torrents Ros y Francisco Abayà Garriga. Con esta base ideológica, se inició como activista revolucionaria y su primera gira de propaganda la realizó a Játiva y Alcoy con Francisco Abayà.

Además, en 1883, participó de forma activa, junto a otros anarcosindicalistas, en ‘la huelga de las siete semanas’, declarada en Sabadell para exigir el aumento de salarios y unas mejores condiciones de trabajo. Asimismo, a finales de ese año, organizó con ellos en la ciudad barcelonesa el grupo subversivo clandestino ‘Liga Anticlerical Monti Tognetti’.

Y con 2 de estos compañeros compartió su agitada vida de activista anarcosindicalista:

  1. Antonio Gurri Bergés, con quien casó el 12 de enero de 1884, y
  2. José López Montenegro, quien, 30 años mayor que ella, fue su compañero desde los primeros años del siglo XX.

Asimismo, en 1884, participó en la constitución de la Sección Varia de Trabajadores Anarcocolectivistas de Sabadell —nombre tras el que se escondía la Sección Anarcosindicalista femenina— integrada en la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Su objetivo era el de «coadyuvar a la emancipación de los seres de ambos sexos y luchar enérgicamente en pro del cuarto estado», como subrayaba el acta de su constitución.

Obrera, sindicalista, dirigente anarquista y pionera del feminismo obrerista

Teresa Claramunt representa casi 50 años de agitación revolucionaria. Y durante su juventud fue la anarcosindicalista más destacada de España. Además. supo utilizar su condición de mujer para la causa libertaria. Así, ejemplo de ello fue su participación en un mitin en 1902 en el que, embarazada y dándose golpes en el vientre, pretendió vencer la resistencia de los obreros que no querían ir a la huelga, increpándolos con frases como: «¡Este hijo mío no será un cobarde como vosotros!»

Mujer corpulenta y honrada, Teresa Claramunt dejó tras de sí el recuerdo de «amena y vibrante oradora»  y de persona entusiasta y enérgica. Se la consideró la «Louise Michel española» y fue conocida como «La virgen roja barcelonesa».

Asimismo, colaboró de forma asidua en varios periódicos anarquistas. Y entre ellos, además de la revista británica ‘Freedom’, destacan los siguientes:

  • ‘Los Desheredados’ (Sabadell, 1882-1885),
  • ‘Los Desheredados’ (Sabadell, 1884-1886),
  • ‘La Revista Blanca’ (Madrid, 1898-1905),
  • ‘El Porvenir del Obrero’ (Mahón, 1899- 1914),
  • ‘El Productor’ (Barcelona, 1901-1906), impulsado por ella misma, o
  • ‘El Rebelde’ (Madrid, 1904-1908).

Además, es autora de los ensayos ‘Y Dios ¿Qué es?’ (La Coruña, 1905) y ‘La mujer. Consideraciones generales sobre su estado ante las prerrogativas del hombre’ (Mahón, El Porvenir del Obrero, 1905).

Y también escribió también una obra dramática, ‘El mundo que muere y el mundo que nace’, representada en el Teatro Circo Barcelonés en 1896.

En su artículo ‘A la mujer’, publicado en el número 4 de la revista ‘Fraternidad’ (Gijón, 1899), Teresa Claramunt afirma: «La hermosa acracia, esa idea magna, hará justicia a la mujer. Para la acracia no existe raza, color ni sexo. Hermana gemela de nuestra madre Natura, da a cada uno lo que necesita y toma de cada uno lo que puede dar de sí».




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