Reproducimos a continuación el artículo ‘Un Centro Cultural 2.0 en Madrid para romper la brecha cultural’ firmado por El Asombrario & Co. Y publicado el sábado 10 de marzo de 2018 en El Asombrario, la revista cultural online creada por Manuel Cuéllar.
Se trata de un artículo en apoyo de la creación de un Centro Cultural 2.0 en el distrito Centro de la ciudad de Madrid, que secundamos también desde PqHdM.
Un Centro Cultural 2.0 en Madrid para romper la brecha cultural
«Hablamos del proyecto de un Centro Cultural 2.0, de carácter experimental, en el distrito Centro de Madrid, que contribuiría a corregir, en parte, la grieta cultural; y que cuenta con el apoyo de esta revista en su presentación a votación popular dentro de los Presupuestos Participativos, que el Ayuntamiento de la capital ha puesto en marcha por tercer año consecutivo. Un espacio basado, según los responsables de la propuesta, en los fundamentos de la Cultura Libre; es decir, la disponibilidad de los contenidos para ser compartidos.
Uno de los compromisos electorales de buena parte de las corporaciones surgidas en las últimas elecciones municipales fue la puesta en marcha, o el desarrollo, de herramientas y normativas que fomenten la toma de decisiones compartidas entre administración y ciudadanía. No es algo nuevo; en muchos lugares de todo el planeta se han desarrollado iniciativas en ese sentido, pero ha sido en los últimos años cuando, al fragor del 15M, en España se ha producido una apuesta más atrevida y comprometida en ese sentido, nuevos diseños que permitan su realización con presupuestos concretos destinado a ello.
La llegada al ayuntamiento de la capital de Ahora Madrid supuso un cambio radical en ese sentido, poniendo en marcha los Foros Locales y los Presupuestos Participativos. Los Foros Locales son órganos de participación vecinal que permiten que la propia ciudadanía pueda elevar sus propuestas a los Plenos de las Juntas de Distrito. Existen 21, uno por distrito, integrados a su vez por diferentes mesas (modelo de distrito, cultura, igualdad, movilidad…) creadas según la singularidad de cada uno de los distritos, es decir, no son necesariamente las mismas. Acaban de cumplir un año, están en pleno proceso de desarrollo, con propuestas e iniciativas muy diversas, cuya evaluación deberá realizarse cuando haya pasado más tiempo, teniendo siempre presente el carácter voluntario de los participantes.
Por su parte, los Presupuestos Participativos tienen como objetivo que las iniciativas ciudadanas puedan salir adelante directamente por votación vecinal. En la primera edición, 2016, se presupuestaron 60 millones para ello, y se recibieron 5.184 ideas, de las que salieron elegidas 206. Entre las más solicitadas se encontraban diferentes iniciativas sobre la utilización de la bicicleta en la ciudad, la recuperación de fuentes de agua potable, la repoblación de alcorques vacíos o la cesión de locales municipales en desuso para realizar propuestas colectivas o simplemente como lugares de encuentro vecinal. Muchas de aquellas ideas aprobadas se han desarrollado o están en proceso.
El año 2017 se incrementó el presupuesto a 100 millones, la misma cantidad destinada para el 2018, una de las consecuencias de los acuerdos económicos pactados entre Ministerio de Hacienda y el Gobierno Municipal, que impide el incremento de determinadas partidas económicas, a pesar de que el superávit registrado el año pasado en la capital ascendió a 1.120 millones.
Entre las propuestas presentadas el año pasado destacaba una por su carácter innovador, pionero y experimental: la creación de un Centro Cultural 2.0. Proyecto que no salió adelante por apenas una decena de votos, lo que ha motivado a sus promotores a presentarla de nuevo en la edición de este 2018. Una iniciativa inexistente en todo el territorio nacional, pero practicada con éxito en algunos espacios de América Latina.
Los centros culturales tienen una importancia vertebral en la ciudad. En Madrid capital hay 90 de proximidad, de distrito, a los que hay que añadir los que tienen ámbito de ciudad (Matadero, Teatro Español, Conde Duque…), más los pertenecientes a otras administraciones, los privados, los independientes y/o los autogestionados. Cada uno de ellos funciona de manera diferente en la gestión, con lo cual las valoraciones de los mismos son muy dispares, pero parece evidente que existe una brecha cultural.
Brecha que se produce por diferentes factores: Desconocimiento de las actividades que se realizan; Espaciales, al estar alejados de los lugares de residencia; Temporales, con horarios imposibles con la conciliación; por los contenidos, dirigidos a sectores muy concretos y no a toda la población o por la forma de gestión de los mismos, donde usuarios y usuarias no tienen ninguna posibilidad de participar o incidir en la gestión.
Ante una realidad así, los promotores de la iniciativa creen que la puesta en marcha de un Centro Cultural 2.0, de carácter experimental en el distrito Centro, contribuiría a corregir, en parte, dicha grieta cultural. Para ello, es imprescindible la utilización de las nuevas tecnologías. Parten del Informe de la Sociedad de la Información en España 2016 de la Fundación Telefónica, que pone de manifiesto que el 80% de la población española, entre 16 y 74 años, se conecta habitualmente a Internet, el 85% de los madrileños tiene ordenador y acceso a Internet en casa y un 87% de ellos se conecta con regularidad.
Un Centro Cultural 2.0 desarrollado en Red y Redes, con aulas virtuales y salas especializadas. Sin limitaciones horarias, ni de propuestas, ni de acceso. Con una gestión horizontal donde dinamizadores, usuarios y participantes intervendría de manera coordinada y en común para hacerlo posible. Un Centro Cultural 2.0 desde donde difundir las actividades generadas (actuaciones, conferencias, cine, música…). Con programas formativos online (gratuitos y/o de pago). Espacio plural para la reflexión y el debate. Con un fondo documental suministrado por los usuarios; cualquier persona o colectivo podría difundir sus propuestas. Con iniciativas desarrolladas con licencias abiertas, en nuestro país con más de diez millones, o que estén libres de derechos (música, literatura, estudios científicos, académicos…).
Gracias a interacciones múltiples, todos y todas serían responsables de la difusión, contando al mismo tiempo con una base documental, de datos y proyectos incapaces de concebir el alcance posible.
La creación de un espacio así estaría basada, según los responsables de la propuesta, en los fundamentos de la Cultura Libre, es decir, todos los contenidos disponibles para ser compartidos y copiados mientras no hubiera alteración de los mismos, no tuvieran carácter comercial y se reconociera siempre la autoría de los autores de cada trabajo.
Un proyecto -que cuenta con el apoyo de esta revista- innovador, sugerente y diferente que abriría muchas opciones. Otras formas de participar e intervenir en la gestión, el consumo, la creación y la producción cultural siendo todos responsables de lo alcanzado, de éxitos y fracasos.
En este enlace se puede leer y votar el proyecto con detenimiento. Visibilizar los documentos que le acompañan (Informe Fundación Telefónica, Centro Cultural 2.0 de Uruguay o el Proyecto Buen Conocer de Ecuador), apoyándolo y siendo cómplices para que, en esta primera fase, pueda pasar a las votaciones definitivas, que tendrán lugar en el mes de mayo. Si eso ocurre, prometemos seguir contándolos desde estas páginas.