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André Butzer | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza | 9/05-10/09/2023 | 'Tom und Jerry' (2009) | Colección de Ulrich Wulff
André Butzer | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza | 9/05-10/09/2023 | 'Tom und Jerry' (2009) | Colección de Ulrich Wulff

André Butzer en el Museo Thyssen-Bornemisza

André Butzer | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza | 9/05-10/09/2023 | 'Ohne Titel [Fränzi]' (2022) | Cortesía de Carbon 12

Del 9 de mayo al 10 de septiembre, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta la primera retrospectiva de André Butzer en una institución fuera de su país, Alemania.

Así, coincidiendo con el 50º aniversario de André Butzer, la muestra reúne una selección de 22 obras, realizadas entre 1999 y 2022. Y que incluye algunas de sus pinturas más icónicas y revela la dimensión de su experiencia pictórica. Entre ellas se encuentran 2 obras recien incorporadas a la Colección Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza:

  1. ‘Aladin und die Wunderlampe’ [Aladino y la lámpara maravillosa] (2010) y
  2. ‘Sin título’ (2022).

Comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo madrileño, la presentación de la obra de André Butzer, en estrecha relación con el pintor, da continuidad a la serie de exposiciones en torno a artistas presentes en la Colección Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza.

Además, se reafirma el lugar destacado que ocupa el expresionismo alemán en el coleccionismo de la familia Thyssen. Ya que fue este movimiento el que despertó el interés del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza por el arte del siglo XX, hace 60 años. Y ello le llevó a adquirir para su colección numerosos lienzos de expresionistas como Emil Nolde, Ernst Ludwig Kirchner, Max Pechstein o Erich Heckel.

André Butzer se nutre de la obra de estos artistas alemanes. Y de otros como Paul Cézanne y Edvard Munch. Así como de los poemas de Friedrich Hölderlin y de las aportaciones a la modernidad de personalidades como Henry Ford y Walt Disney . De este modo desarrolla un estilo propio, una fusión entre el expresionismo europeo y la cultura popular norteamericana que él denomina «expresionismo de ciencia ficción».

André Butzer en el Museo Thyssen-Bornemisza

André Butzer | Museo Nacional Thyssen-Bornemisza | 9/05-10/09/2023 | 'Wanderer' (2001) | Colección privada

La exposición temporal de André Butzer presenta de forma cronológica 22 lienzos de gran formato con los que se puede descubrir el particular universo pictórico del artista. Y que oscila de la oscuridad del gris y el negro a la explosión de colores, de los circuitos abstractos a base de líneas a las figuras de dibujos animados, de los fondos planos a las capas superpuestas.

Las obras más tempranas que se muestran son muy oscuras. Así, en ‘Ex-Menschen’ [Ex-Humanos] (1999) y ‘H-Mensch’ [H-Humano] (2000) las figuras son sombrías y fantasmales- Mientras que en ‘Mörder’ [Asesino] (1999) introduce el color sobre un fondo pintado por primera vez íntegramente de gris.

No obstante, con la llegada del nuevo milenio, las siluetas van tomando una forma más definida. Una de ellas es ‘Wanderer’ [Caminante] (2001), un personaje recurrente en sus lienzos, que simboliza la vergüenza de los alemanes por su pasado nazi, con una calavera de mirada inquietante y una mano llena de sangre, bajo un sol radiante cuyos rayos parecen atravesar la figura.

Asimismo, crea lugares ficticios como ‘Nasaheim’, una colonia espacial que combina utopía y consumismo presente en muchas de sus obras. Como en Sin título (‘Frau vor dem N-Haus Nr. 4’) [Mujer frente a la casa de la N, nº 4] (2003) o en ‘Nasa-Scharlach’ [Nasa-Escarlatina] (2002).

Por su parte, ‘Sin título’ (2008) y ‘Tom und Jerry’ [Tom y Jerry] (2009) son un claro ejemplo de sus lienzos que muestran circuitos de bandas y cables abstractos sobre fondos monocromos. Mientras que en ‘1 Eis, bitte!’ [¡1 helado, por favor!] (1999) o ‘Aladin und die Wunderlampe’ los distintos elementos se superponen en diversos planos hasta la saturación.

También se exponen obras en las que aparecen figuras infantiles, con manos desproporcionadas enfundadas en guantes blancos al estilo de Mickey Mouse. Y con vestidos de colores que recuerdan al patchwork. Además de unos fondos creados a partir de campos de color, espacios planos y sin referencias, como en los dibujos animados.

Una de ellas es Sin título (‘Fränzi’), pintada por André Butzer con ocasión de esta muestra retrospectiva. Y en la que la protagonista está representada como uno de esos personajes de cómic: gran cabeza sonriente, enormes ojos con mirada lateral y pelo corto y amarillo. Se trata de una versión muy personal del cuadro ‘Fränzi ante una silla tallada’ (1910) de Ernst Ludwig Kirchner. Una obra de la colección Thyssen-Bornemisza, que llamó mucho la atención del pintor en una visita al museo.

André Butzer

A mediados de la década de los 90, André Butzer [Stuttgart (Alemania), 1973],  comienza a pintar con 20 años. Y lo hace tras visitar una exposición sobre la colección Guggenheim en la Hamburger Kunsthalle. Asimismo, inicia sus estudios oficiales, primero en la Merz Akademie de Stuttgart y, a continuación, en la Hochschule für bildende Künste de Hamburgo. Sin embargo, pronto los abandona para fundar, junto a una veintena de creadores, la Akademie Isotrop, una academia de arte independiente. Y allí exponen sus obras y transmiten sus ideas.

Crecido en la Alemania Occidental bajo la influencia de Estados Unidos, descubre en los cómics de Disney a Mickey Mouse y al Pato Donald, come patatas fritas y bebe Coca-Cola. Y se interesa por los inventores e industriales, fundadores de compañías globales que alentaban el consumismo. Al mismo tiempo, conoce la obra de los artistas del siglo XX y, desde el principio, considera que la cultura popular y la alta cultura están conectadas.

Pero el siglo XX se presenta ante él lleno de contradicciones. Entre el consumo de masas y la destrucción masiva, el progreso y el colapso, la alegría y la tristeza, la esperanza y la desesperación… Además, desde el punto de vista alemán, el milagro económico de la posguerra estaba ligado inseparablemente a los horrores del nazismo.

Y será en 1999, cuando descubre el camino hacia su propio estilo. Situándose en medio de esos polos opuestos y partiendo de sus experiencias personales para convertirlas en una forma válida de expresión.

Así, a través de la pintura, André Butzer se proyecta hacia un futuro desconocido y crea una ficción en la que también recoge las tradiciones del pasado. Uno de los caminos que encuentra es el del expresionismo, a partir del cual inventa su «expresionismo de ciencia ficción». Y con él busca «transformar el pasado en futuro, en términos ópticos».

En definitiva, el artista absorbe el perverso mundo industrializado y lo convierte en una experiencia íntima desde donde brotan colores, formas y figuras.

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