El conocido como Bando de los alcaldes de Móstoles, que presume de ser una Declaración de Guerra, no fue redactado por los 2 alcaldes ordinarios de este municipio madrileño: Andrés Torrejón y Simón Hernández.
En realidad fue obra de Juan Pérez de Villamil, que, nacido en la baja nobleza asturiana, ejerció de abogado y ocupó diferentes cargos institucionales. A destacar, entre ellos, los siguientes:
- miembro supernumerario de la Real Academia de la Historia,
- y honorífico de la Real Academia Española y de la Real Academia de Bellas Artes,
- fiscal togado del Consejo Supremo de Guerra y, desde 1807,
- auditor general y secretario del Consejo del Almirantazgo, aunque este último cargo no lo llegó a ejercer nunca.
Además, en la noche del 1 al 2 de mayo de 1808, Pérez de Villamil fue nombrado, junto con otros 2 juristas y 3 tenientes generales, miembro de la Junta Clandestina de Sustitución. Organizada por la Junta Suprema de Gobierno para reemplazarla en caso de que fuese suprimida y encarcelada por los invasores franceses. Así que, conocedor por sus cargos de las intenciones de Murat, salió de Madrid el fin de semana y se retiró a su finca de Móstoles.
De modo que allí conoció los sucesos de la capital por boca de Esteban Fernández de León, ex intendente del Ejército y superintendente de todas Rentas en el distrito de la Real Audiencia y Capitanía General de Caracas. Y que acababa de llegar de Madrid. Ese mismo lunes 2 de mayo de 1808.
Así, Pérez de Villamil, ayudado por Fernández de León, redactó un aviso instando a las autoridades de otros pueblos y regiones a auxiliar a Madrid con tropas y voluntarios civiles. Además, como buen jurista que era, lo emitió en forma de oficio, para que tuviera efecto legal. Y, por tanto, con las firmas de los 2 alcaldes ordinarios de Móstoles: Andrés Diego Torrejón García y Simón Hernández Orgaz.
De este modo, y no de otro, nació el Bando de los alcaldes de Móstoles.
Bando de los alcaldes de Móstoles
«Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio, de mi el alcalde ordinario de la villa de Mostoles.
Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la ofensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; por manera que en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos perfidos que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistandonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.
Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.
Mostoles, dos de mayo de mil ochocientos y ocho.
Andrés Torrejón
Simón Hernández»
Bando de Independencia
Con el paso de los años, la leyenda y la manipulación convirtió el Bando de los alcaldes de Móstoles en un Bando de Independencia o en una Declaración de Guerra. Asimismo, se olvidó al autor material del texto, Juan Pérez de Villamil. Y también del que nos legó el relato verdadero de lo que sucedió en Móstoles aquel terrible día y los posteriores: Esteban Fernández de León. Incluso, los 2 alcaldes se convirtieron en 1: Andrés Torrejón. Y Simón Hernández fue olvidado durante más de un siglo.
Además, se recortó su texto y se hizo más conciso. Aunque mucho más inflamatorio. De modo que se convirtió en una proclama ardiente y fácil de recordar que se enseñaba a los escolares. Y las gentes repetían con sentimiento:
«La Patria está en peligro. Madrid perece víctima de la perfidia francesa. Españoles, acudid a salvarla.
2 de mayo de 1808.
El Alcalde de Móstoles».
Sin embargo, desde 1908 investigaciones y estudios han sacado la verdad a la luz. Así en la actualidad sabemos que no fue una Declaración de Guerra. Y que tampoco fue un Bando de Independencia. Asimismo sabemos que los alcaldes mostoleños se limitaron a firmalo. Sin más.
Aunque la leyenda arraiga tanto en el corazón y la cabeza de las gentes que aún hoy todavía muchas personas creen a ciegas en esta posterior proclama apócrifa, sucinta y falsa. Incluso, en Móstoles, el Monumento a Andres Torrejón y la placa conmemorativa de 2008 siguen esta engañosa y olvidadiza tendencia.