Vecino quinqui | La perla de Carla 2020 | Manuel del Pino | PqHdM

Vecino quinqui | La perla de Carla 2020

-¡Socorrooo! ¡Ayyy! ¡Me han robadooo!

Los gritos de Paqui alertaron a las vecinas, quienes llamaron a la Policía de Barrio. La agente Carla y el oficial Morales se presentaron enseguida.

Paqui necesitó dos vasos de agua, una tila y un buen rato para calmarse. Era mayor, viuda, sus hijos vivían fuera y no podían venir por la dichosa cuarentena.

Morales perdió la paciencia en seguida, pensaba que se trataba de una vieja loca que veía visiones. Y quería volver ya a la comisaría para mirar las musarañas.

Carla insistió en preguntarle a la pobre mujer lo que había pasado. Paqui contó que venía de hacer la compra, como todos los sábados. La cocinita estaba a la entrada del piso y la mujer tenía la costumbre de dejar la puerta abierta mientras guardaba los productos en la nevera y en los armarios de la cocina. Así disponía de la luz solar que venía del patio de vecinos y no tenía que encender la lámpara.

Era una calle perpendicular a la de Montera. En el centro de Madrid aún quedan algunos inmuebles antiguos, con pisos viejos alrededor de un patio de vecinos. La mayoría de los pisos no tienen ventanas a la calle, sino a ese patio interior. De este modo evitan el ruido del exterior. Y disfrutan de una ‘hermandad’ con todo el vecindario, como dicen que ocurría en el pasado siglo.

Por eso Paqui no desconfiaba de nadie, ni vio a ninguna vecina mientras guardaba la compra ese sábado. De lo contrario, se hubiera parado a charlar con ella. Y, desde luego, desconocía si tenía un vecino quinqui.

Así que, tras guardar los productos, aún con la puerta del piso abierta, entró al dormitorio para cambiarse de ropa, que estaba al fondo del piso. Tardó un ratito y cuando volvió los cajones de los muebles del salón estaban abiertos. Con cosas por el suelo. Y el dinero y las joyas que guardaba allí habían volado.

No es que valieran una fortuna, aunque sumaban una suma respetable, ganada con el trabajo y los ahorros de toda su vida. Y además eran ‘sus cosas’.

Tras soltarlo todo, la mujer estaba más calmada, hundida en un sillón. Carla entendió el sufrimiento de aquella pobre viuda sola y le preguntó:

Estas semanas de confinamiento por el coronavirus, ¿ha notado usted algo extraño en el patio de vecinos? ¿Algún vecino nuevo quizá?
No, nadie… Salvo ese joven que viste de negro. Y que viene de visita al piso de abajo.

No lo había visto antes y ahora está siempre por aquí, sentado junto a la puerta de abajo, en el pasillo de la escalera. El otro día lo vi también en la azotea, mirando cualquiera sabe qué.

Carla fue al piso de abajo a investigar sobre el extraño joven de negro. Morales se quedó allí para que la mujer siguiera tranquila. En una de las puertas le conocían. Un hombre mayor, casi calvo y con aspecto de derrotado ya en la vida, le confesó a la mujer policía:

Ese joven de que me habla parece mi yerno, Tomás, el que pretende a mi hija. ¿Por qué? ¿Es que ha pasado algo?
Me temo que ha habido un robo en el piso de arriba ─dijo Carla.
¿No podrían pasarlo por alto? -dijo el vecino-. Si mi yerno vuelve a la cárcel, será para más tiempo… Y no podrá casarse con mi hija.

Vecino quinqui | La perla de Carla 2020

‘Vecino quinqui’ es la entrega de cada lunes de ‘La perla de Carla’. Una serie mordaz y divertida sobre la actualidad de Manuel del Pino para Pongamos que Hablo de Madrid.




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